Junio|26
Prólogo del Prólogo
"Pronto nos habíamos dado cuenta de que todo había que escribirlo con belleza, y que no hay derecho a escribir mal, como tampoco lo hay para mal amar. Enseguida aprendimos que se podía informar formando. Formando estética, emocional y culturalmente al público.
“(…) De lo que se trata es de crear un nuevo periodismo que, a su vez, propicie la aparición de un nuevo lector. Lector éste, animado por la información, pero también emocionado, elevado, transfigurado por la forma en que se le presenta.
“(…) ¿Y acaso un buen reportaje no es aquel que se escribe como una carta? ¿Y una sucesión de crónicas, coherentes entre sí, no se asemeja al cuerpo de una novela? Un reportaje, ¿no será en cierto modo un relato?
“Relatar, contar, narrar… he aquí la clave de la comunicación. Y es también aquí donde se entremezclan las aguas de la literatura con las del periodismo, como se mezclan las dulces con las saladas del océano en la desembocadura de los ríos.
“Nunca he logrado explicarme esa fobia que estalla cuando la literatura intenta combinarse con el periodismo. Ese horror al mestizaje de las técnicas es, en el fondo, una manifestación de conservadurismo, de poquedad espiritual y de inconfesada cobardía intelectual. Racismo de letras. La pureza de los géneros es un mito. Nunca existió: el libro de los muertos de los egipcios es crónica y poesía, es historia y es ficción. Homero con su Odisea fabuló, poetizó, cantó y narró, pero también testimonió (sub. propio).
“El periodismo no nació con la era de Gütemberg -como algunos se empeñan en decirnos- sino el día que el hombre de las cavernas sintió la irresistible necesidad de comunicarse y pintó un bisonte en una pared. Lead de piedra policromada, que aún nos da noticia de su hambre y de sus miedos, de su realidad y de sus deseos, de sus contingencias y de sus magias.
“Así fueron surgiendo estas crónicas (habla de su libro). (…) Dominados por la prisa nacieron estos papeles que han querido ser la materialización de los conceptos antes logrados. Me queda el afán. Así se debería escribir siempre. Con rabia, con hambre, con amor. En total estado de incandescencia. Como si fuera la última vez que uno va a escribir en la vida”.
Estas citas del prólogo de un libro llamado “La prisa sobre el papel” me las entregó un recordado profesor una tarde de clases hace mucho, mucho tiempo. Hoy encontré el texto dentro de uno de mis libros favoritos; el folio ya no está blanco ni huele a nuevo como la última vez que lo vi, ahora está bañado con ese nostálgico matiz dorado - cobrizo del otoño y tiene aroma a dulce tesoro…
Este domingo 27 día del Periodista en mi país, se lo dedico a todos los divinos masoquistas que disfrutamos la atribulada vida del “mejor oficio del mundo”, como llamó una vez el gran Gabriel García Márquez al Periodismo, y a todos aquellos que aman las letras, su belleza y su fuerza.
PD: como verán me adelanté un día. Jeje, es que cuando se está de vacaciones se pierde la consciencia de los días y las horas. Lo subrayado en el texto corre por mi cuenta.
