Diciembre| 8
Y llegó la boda
La soltería pasó a la historia y el matrimonio ya es un hecho consumado. Escribiré lo poco que la resaca y el sueño me permiten coordinar, pues eso de estar en una boda hasta las 3 am y tener que trabajar a las 7 está contraindicado para cualquiera. Tan contraindicado como las bodas mismas y más bajo ciertas circunstancias físicas, mentales y hormonales inherentes en un 100% a la mujer (así, subrayado). Contraindicado para los oídos a fuerza de una cosa horrenda denominada reggaeton, contraindicado para el pelo de quienes osan colocarse un moño (gracias a Dios no soy una de esas), contraindicado para los pies que deben hacer equilibrio en tacones de más de 10 centímetros durante toda la noche, contraindicado para la vista si (como ayer) todos los amigos del novio son feos, contraindicado para quienes somos fervientes defensores de la soltería (hasta que llegue "ese" que te haga cambiar de opinión, estemos claros que es así) y un largo etc.
Pero vamos a la reseña en cuestión (bastante telegráfica por las razones expuestas más arriba y quizá no tan expedita como la que hice de la Boda Real): El novio, en efecto, cantó. No una sino un montón. Nadie lloró, pero sí a más de uno se le fue la mano con el whisky y eso quedó patentado con el grupo de bailaoras y bailaores espontáneos que salió a taconear sin contemplación con su propia humanidad (no siempre agraciada) cuando unos cantaores (gracias a Dios profesionales) subieron al escenario. Por ahí a alguien, incluso, se le partió el zapato, mientras otra se caía de espaldas, largo a largo, en la pista de baile. La banda tuvo momentos de brillo, otros no tanto. Pero lo importante es que la pista nunca se quedó vacía. Como es normal, las acompañadas bailaban mientras las solteras criticaban a cuanto mortal se les paraba al frente o se resignaban a bailar solas en grupo o con sus primos (jejeje... sí, lo sé soy una mierda, amiguita).
Y como no quiero resultar tan "bitchy" voy a decir que fue un verdadero rumbón y al final me lo terminé gozando al punto de no quererme ir para seguir moviendo el cu.. erpo. Debo resaltar, además, que Claudia, la novia, estaba preciosa (me gustaría decir lo mismo del ahora esposo, pero lo dejo en que fue un derroche de simpatía). Me parece que hacen una linda pareja, tienen ese halo de "complementariedad" de quienes se escuchan sin mediar palabra, de quienes se vuelven uno cuando están juntos. (Bueno, ¿qué? ¿no tengo derecho a ponerme cursi?). Aunque algo sí debo acotar: si se tiene "eso", el papel, la firma, el vestido, el ramo, el cura, la fiesta... son opcionales, por no decir innecesarios.
Continuará (quizá)....
Deja tu huella en la superficie
Sólo te falto explicar que el ramo fue para una pareja de Gay's que llevan años y años viviendo en pecado. Que el padre de la Novia les montó un pisazo en MarinaDor y la luna de miel la van a pasar en Petra, como otros que se casaron hace poco... cursi ? Quién dijo!?!
A Petra no, a Cancún. Mira lo que me hacen las bodas, carajo. Mas contraindicadas aún para mí. Afloran mi lado sentimental... habrase visto!!!