Febrero|18
Menos mal que eso crece
Para la mayoría de las mujeres ir a la peluquería es algo tan rutinario como escoger la noche antes que se pondrán para ir a trabajar al día siguiente. Yo no hago ninguna de las dos cosas. Siempre salgo en la mañana aún medio dormida y si por mi fuera, me iría en pijama. Sí, lo reconozco. A veces voy echa toda una piltrafilla. Esa es una de las pocas ventajas de tener un trabajo que te confina 8 horas frente a un ordenador y donde tu vida social se limita a los servicios de mensajería (entiéndase msn y yahoo messenger) y unos cuantos compañeros de trabajo, que ya son más roommates que otra cosa.
Pero regresemos al punto inicial: a la peluquería. No entiendo cómo hacen algunas para ir hasta una vez por semana a esos sitios. Y llegan y saludan a todo el mundo; a su estilista lo convierten en psiconalista, leen revistas del corazón y después entre todas las presentes comentan "!!!ooooh!!! !!!Carlos se va a casar con Camila!!!" (que ya era hora, digo yo). Pues no. Para psiconalista prefiero un bartender.
Simplemente no me hallo en esos lugares y cada vez que tengo que ir me comienza una terrible ansiedad que, creo, se remonta a mi más tierna infancia cuando mi madre tenía que literalmente arrastrarme hasta el carro bañada en lágrimas y retorciéndome entre gritos histéricos para llevarme a cortar el cabello. No había silla de caballito, chupeta o juguetico de premio que me consolara. Yo lloraba y lloraba como si me estuvieran cortando los dedos en vez del pelo.
Obviamente ya no lloro (no públicamente). He aprendido a controlar esa parte. Ahora solo lloran mis manos sudores fríos mientras yo permanezco tieza y las uñas de mis manos se clavan en los brazos de la silla. Debo tener una especie de síndrome de Rapunzel. Soy super quisquillosa con su cuidado y nunca he considerado tener el cabello por encima del nivel de la barbilla (y eso cuando ya esté demasiado vieja para tenerlo más largo. Nada peor que una vieja con los pelos de una virgen de pueblo).
Para colmo de mis paranoias todos los que han tenido la bendición de cortarlo, lavarlo o secarlo me lo viven alabando y piropeando lo que me genera una ansiedad adicional: "Dios mío, que no me le echen un mal de ojo", pienso para mis adentros. (Y no se rían, ¡carajo!). Total que soy una nómada. Con cada corte de pelo voy cambiando de peluquería porque de ninguna salgo sastifecha. Al contrario, siempre salgo mentando madre.
Finalmente encontré un lugar donde iba con cierta frecuencia (una vez al mes, dos a lo sumo) a secarlo. Era fantástico. Nada de jalones, nada de quemadas. Fui feliz. Ayer me arriesgue a dar el gran paso: cortarlo. Respiré hondo. Sonreí nerviosamente con el hombre de las tijeras y le dije: "quiero algo así, pero más largo". Ay Santo Cristo. No sé qué me entendió o si es que en su puta vida había hecho un corte de cabello así (que tampoco era nada del otro mundo) o es que tiene problemas con las dimensiones o se "inspiró" más de la cuenta. Sólo diré que es hora de seguir mi peregrinación y que, Gracias a Dios, eso crece.
(Ah y no se molesten en pasear por la Fotonovela pues NO HABRÁ FOTOS de esta oveja trasquilada por un buen tiempo)
Deja tu huella en la superficie
conozco yo a una persona que entra en esos sitios y cuando sale no se le puede hablar en dos semanas
Nunca esta satisfecha con el trabajo realizado.
Tampoco me hacerco mucho por que esos potingues que os dan en el pelo dan olor a gasolina durante unos dias..
Me apunto abro el bar a las 4:30, ¿un ron para empezar?
Es un mal de peluqueros... en diciembre le dije claramente al maestro de la tijera, sólo las puntas dos dedos máximo... y ¿qué recibí a cambio? Mi largo cabello convertido en una melena sobre los hombros... odio la peluquería!!!! Fue envidia pura envidia!!!!
¡Ay Dios! te cortaste el pelo ...
Exclusiva Exclusiva!!!
En primicia interplanetaria las explosivas fotografías de la planetaria tras su corte de pelo...
Menores Abstenerse, está demasiado linda ;)
En nombre de mi representada expresamos nuestra preocupación ante lo que luce como una extorsión inescrupulosa y un irrespeto al estado de perturbación actual de mi defendida tras lo ocurrido. Estamos dispuestos a negociar.
Mensaje directo de mi cliente al paparazzi: Si difundes esas fotos te mato!!! qué quieres a cambio por tu discreción???!!!
