Mayo|11
Por los congestionados caminos de Dios
Colas, colas y colas. En todo momento y en todas partes. Eso de las “horas pico” pasó a ser una leyenda urbana. O por el contrario… parece que en esta ciudad ahora todas las horas ¡son pico! Metida en el tráfico matutino y peleando con el bendito embrague en las cuestas (cómo extraño en estos momentos a mi dulce Schumi automático) comienzo a pensar que el problema de los atascos va más allá de la insuficiencia de vías o el mal estado de ellas, que también.
Avanzo un medio metro más y veo a mi alrededor: hay como exceso de carros. De hecho (y aquí voy a sacar partido de mi profesión la cual me hace estar informada aunque no quiera), la industria automotriz nacional registró un 114 por ciento de incremento en las ventas durante el mes de abril de este año comparado con el mismo período de 2004. ¿Será que en este país donde un litro de gasolina cuesta la octava parte del precio de un litro de agua los que no tienen trabajo se dedican a dar vueltas todo el día? No es tan descabellado.
Cambia el semáforo; parece que esta vez sí lograré pasar la cuadra, ¡pero no! El agüevoneado de adelante se tardó lo suficiente como para que él pasara en amarilla y yo me quedara de nuevo contemplando el rojo a pesar de haberle echado la mentada de madre de rigor al son de mi corneta. Y es que tocar la bocina es todo un arte; una forma exquisita de lenguaje automotor. Un toquecito corto y seco es un perfecto "ojo, atento, mira los espejos", dos iguales al llegar a una intersección sin semáforo es un risueño "hola, aquí vengo yo, frenen", un toque largo y sostenido es un catársico "quítateeeeeeee, coño de tu madreeeeee".
Lo anterior es un ejemplo más para ratificar la teoría de que cuando uno maneja siempre tiene un güevón adelante y un coño de madre atrás, lo cual deviene en toda una crisis de identidad si caemos en cuenta que yo soy la coño de madre del que tengo al frente y la agüevoneada del que va en mi retaguardia. Total que en medio de estas cavilaciones concluyo que tengo demasiados carros adelante y por extensión exceso de güevones.
Voy llegando a la oficina. En el camino me he topado con dos choques; todos seguro entre un coño de madre y un agüevoneado. Y yo, por andar viéndome la cara de sueño en el retrovisor, casi me convierto en la tercera colisión de la mañana emulando por demás a cierta persona (ella sabe quién es) que no se le ocurrió mejor manera de darle unos aires más modernos a su auto que dándole un certero "toquecito" en la trompa. Vaya que le quedó aerodinámico ^_^.
Deja tu huella en la superficie
BRAVO, BRAVO... jajajaja Excelente descripcion de lo que significa vivir en cualquier metropolis del mundo... (lo peor de todo es que Caracas no tiene el rango ni siquiera de Ciudad )aunque los ediles y alcaldes de esta region la consideren la ´Gran Caracas´ solo en sus decretos inutiles... Definitivamente Caracas sigue siendo un pueblo con edificios...
Un beso y un abrazo
S.S.S.
A ver si no se emula este comportamiento para obtener coches mas aerodinamicos, no sea que todo el mundo le de por darse trompazos para tener un auto con el chasis mas apto para surcar estas vias y coger vuelo Pororoororproprrorororporprorrorpo
no se, me hizo gracia el blog
llegué por lo de bipolar,
Alonso quijano: Don quijote de la Mancha, lo era. Al igual que Goya y
Ernest Hemingway.
Personajes extraordinarios ellos.
un saludo
Venga... no sabes como entiendo tu caos vehicular... nosotros estámos iguales en el pórtico prisioneros de los taxistas sin poder circular libremente por nuestras calles tomando atajos largos y distantes de nuestro destino
En esta ciudad pasa lo mismo, y se extiende a toda la periferia de pueblos dormitorios, en mi caso para salir por la unica salida del barrio tengo que cerrar los ojos y meterme en la rotonda aguantando todo loque me quieran decir los que ya estan dentro.......
Me gusto tu post, pero también tu templete sobre todo eso de las hojitas cayendo. Donde lo conseguiste?
Saludos y gracias!
Llevo poquitos días por aquí y ando leyendo blogs, el tuyo me gusta mucho, es muy lindo, sobre todo en la forma, del fondo no opino aún que acabo de empezar a leerte. Aprovecho para dejarte un saludo amistoso.
