Enero|25
Los 30
No me puedo quejar de estos 30 que hoy terminan y dan paso a un nuevo documento en blanco. Hasta las experiencias más dolorosas son gratificantes porque el solo hecho de sentirlas, te hacen sentir viva.
Pude ver finalmente que mi equipo alzara la copa de campeón del Mundo; lo disfruté, lo sufrí y lo celebré con caravanas. El bonus: mis Leones del Caracas se titularon los reyes del Caribe. No menos satisfactoro que Montoya se fuera de la fórmula 1. Salí tres veces del país y disfruté de dos inviernos y un otoño. Viví Italia durante un mes y sentí su fútbol, al punto de pensar que podría morir. Estuve en un juego del Mundial de Béisbol que se estrenaba y ese día ganó Venezuela. Vi a mi hermana dos veces y compartí con ella mi reencuentro con el Reino Mágico y con mi viejo primer verdadero amor, que meses más tarde me hizo enfrentar el saberlo padre. Acarigua, Barquisimento y Maturín pasaron de ser puntos geográficos a convertirse en recuerdos agridulces. Horas de carretera, horas de desvelo y camas compartidas con el calor de unas piernas entrecruzadas y unl abrazo cálido (con todo y ronquidos). Tuve un programa de radio. Firmé un apartamento. Descubrí lugares hermosos, en compañía del desamor, que me llenaron de tristeza, pero también de sosiego. Año de risas y llantos, de amores y besos, de rabia y celos, de mentiras descubiertas y desilusiones que me hicieron buscar respuestas en lo filosófico, lo terrenal, lo mundano y lo pagano. Descubrí mi código Da Vinci particular y sentí en extremo cada una de las secuelas de esa verdad inesperada e insospechada. Un año que añade un nuevo amigo a la lista de los buenos en compensación por uno que se fue. Dos de mis mejores amigas se casaron en dos días y por primera vez fui madrina. Fue un año de cinco bodas y tres funerales, un año por donde pasaron nueve bocas, cinco de ellas a fondo, dos que dejaron huella. Dos veces me rompieron el corazón, dos veces estuve enamorada, dos veces tuve que decir adiós. Probé lo que quise, cumplí sueños y otros se quedaron por el camino.
Buen balance que me hace tener fe en este nuevo año que comienza, a pesar de la lluvia que moja mi corazón en este instante.
Deja tu huella en la superficie
Bonito balance de este año...
Veo que no soy el único que ha tenido un año movidito...
Me alegro por tí.
Un besote y Felicidades
Amiga muy buen balnace de año. Momentos intensos y dolorosos que son indispensables vivir para sentirse verdaderamente vivo. No me imagino una vida en la que todo sea felicidad y facilidad. Nada más aburrido que eso. Desde mi planeta te quiero mucho, mucho. Y aunque a veces distante siempre cerca amiga mía, mi mejor amiga y ahora madrina. Cuentas conmigo y recuerda no dudes en llamar cuando sientas los estragos de nuestra bipolaridad. Muy rico reencontrarme con tu espacio...
