Febrero| 6
Espejismo
Y así como de repente me sacias la sed y me llenas de calma en medio de este torbellino de incertidumbre, llegas y con una simple palabra me revuelves... Me revolucionas los sentimientos, me atraviesas como una ráfaga helada que solo deja polvo y hojas secas… y entonces de nuevo esta razón envenenada de realidad inunda mis pensamientos con la pregunta de todos los días: “¿eres estúpida?”.
Me hago la sorda, no respondo; pero mi desentendimiento es rápidamente contraatacado sin misericordia. Una sucesión de imágenes y frases tuyas me embisten con cruel pragmatismo hasta dejarme sin alegatos; y es entonces cuando, prepotente, viene esta razón maldita y me echa en cara que estoy bebiendo agua que no es agua, que estoy tragando arena fina y árida que por más que apriete el puño al final terminará por escaparse entre mis dedos.
Pierde su tiempo el fiscal que enjuicia mi inconcencia... Qué puedo hacer si la respuesta es sí y me importa poco la condena de presidio en este mi oasis de esperanzas.
Deja tu huella en la superficie
muchas veces bailar al ritmo de los latidos es placentero, tanto que olvidamos el escosor de los raspones...
Vengo viajando a través del blog de mi amiga Candela.
Atractivo el post, pero al leerlo me dejó una duda amarga: ¿Tanto atraen los batracios patanes?
Saludos.
Quisiera decir que no, pero hasta ahora la experiencia me dice que la respuesta es un rotundo sí. SIn embargo, creo que a la larga se termina escogiendo lo correcto