Junio|19
Con pelusa me gustan más los duraznos
Todavía siento tus labios cálidos y húmedos sobre los míos. No hubo "pelusa" que "bancarme" durante esos minutos previos a desaparecerme tras la puerta de un aeropuerto.
Todavía recuerdo tu mirada cuando me alejabada y mis ganas de gritarte cuánto te quiero y cuán importante eres para mí. No hubo dudas ni miedo durante esos minutos, solo pulpa jugosa que aún puedo saborear.
De camino a casa, hablando de la experiencia de estos días, entendí lo realmente bien que la pasé. Los "malos" momentos no lo son tanto vistos a más de 7 mil kilómetros de distancia. Mi corazón revuelto solo necesitaba las altas dosis de sinceridad que le diste para regresar a un ritmo cardíaco tolerable.
Si la honestidad brutal es la pelusa que debo bancarme, que me traigan ya el otro kilo de duraznos.